Es hora de volver a nuestra serie "Consejos de las Leyendas" y aprender algunas cosas útiles para mejorar tu juego. 😉
Consejos para devolver el saque
Imagina la sensación de hacer una gran devolución antes de lograrlo en la cancha.
Colócate de forma que puedas cubrir todas las direcciones.
Prueba distintas posiciones hasta encontrar la que mejor se adapta a tus reflejos, sobre todo contra saques rápidos al centro o con slice bien abiertos.
Observa bien la pelota desde que sale de la mano del sacador.
No intentes ganar el punto con tiros desesperados. Mejor, evita perderlo jugando con control.
Al principio, enfócate en devolver. Muchas veces el punto se gana por error del rival.
Muévete hacia la pelota al devolver, eso le da más peso a tu golpe.
Gira los hombros al devolver; esto es clave para una buena devolución.
Ajusta el tamaño del swing según el saque. Swing corto para saques rápidos, más largo para saques lentos con efecto.
No te pongas nervioso. Acorta el swing y mantén un ritmo fluido.
Contra un jugador que sube a la red, devuelve bajo y corto. Contra un jugador de fondo, devuelve profundo y con control.
No empujes la pelota: golpéala con intención. Haz que el sacador piense qué vas a hacer.
Si enfrentas a un sacador-volea, devuelve con tiros bajos y que caigan rápido. Usa golpes planos o con un poco de topspin.
En un segundo saque con marcador 30-40, prueba pararte en el carril de dobles. Ese cambio puede sorprender y provocar un error.
Juega la pelota, no al rival.
Intenta ganar puntos desde el lado del drive (derecha). Esto te mantiene al frente y pone presión sobre el sacador.
Lo que se debe y no se debe hacer al sacar
Hay cientos de formas de sacar, y cada jugador adapta el movimiento básico a su estilo.
Algunas técnicas se ven raras, pero si funcionan, ¿para qué cambiarlas?
Sin embargo, hay un error que siempre arruina el saque: cómo empieza el movimiento de la mano que lanza la pelota.
En un saque sólido, la mano izquierda (de lanzamiento) siempre se mantiene a la derecha de la pierna izquierda antes de subir.
Esto permite que el cuerpo rote bien, el hombro izquierdo suba y el brazo derecho se coloque como si fuera a lanzar.
¿El error? Que la mano izquierda pase al lado izquierdo de la pierna. Desde ahí es imposible entrar en posición de lanzamiento.
Pareces listo para volar, pero no vas a sacar bien desde esa postura.
La corrección es muy simple: cruza tu mano izquierda por encima de la raqueta. Baja ambas manos juntas, pero mantén la izquierda del lado derecho del cuerpo.
Al principio puede sentirse extraño, pero en poco tiempo tendrás el ritmo correcto.
Si la mano izquierda se va al lado izquierdo, el saque se vuelve antinatural. Cruza las manos y mantén la izquierda siempre en el lado derecho.
Con ese pequeño ajuste, es mucho más fácil cargar el brazo y pegar con fuerza real.
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En este artículo, analizaremos las técnicas tácticas básicas del fútbol sala, centrándonos en la presión. Este es uno de los elementos más importantes del juego, ya que la mejor defensa es un ataque activo. El equipo debe defenderse correctamente y presionar al oponente, provocando errores. Esto permite interceptar el balón y hacer una transición inmediata al contraataque. La presión también ayuda al equipo a reorganizarse rápidamente después de perder la posesión, evitando que el oponente inicie un ataque. Veamos cuatro tácticas clave de presión utilizadas por los equipos.
Presión en todo el campo
Esta es una de las estrategias más populares, que implica una presión agresiva sobre los oponentes en toda la cancha. Cada jugador marca personalmente a un adversario, impidiendo que reciba y maneje el balón. Este estilo de juego es efectivo, pero conlleva riesgos. Si el oponente es más técnico o rápido, puede superar fácilmente a su defensor en un uno contra uno. En tales casos, los compañeros de equipo deben cambiar de posición y brindar cobertura, lo que puede provocar fallos tácticos.
Esta presión se usa con más frecuencia al final del partido, cuando es necesario arriesgar para obtener un resultado. También es eficaz cuando el equipo tiene una ventaja numérica, permitiéndole presionar al oponente en su propio campo.
Presión sobre el jugador con el balón
Este método implica una presión selectiva, enfocándose en el jugador que posee el balón. Dos defensores trabajan en conjunto: uno desafía activamente al jugador, mientras que el otro brinda cobertura y supervisa las posibles opciones de pase. El aspecto clave es la correcta posición, para que los defensores puedan cambiar rápidamente al próximo oponente después de un pase.
Esta presión colectiva es particularmente efectiva, ya que una intercepción exitosa permite lanzar un contraataque inmediato. Al mismo tiempo, es crucial bloquear al pívot del oponente para evitar que reciba pases y desarrolle el ataque. Este tipo de presión es ampliamente utilizado por los equipos profesionales.
Presión en la formación 2-2
Esta táctica es relevante para los equipos que utilizan una formación 2-2. El principio principal es que un atacante controla la zona central, pero cambia rápidamente para presionar al jugador del extremo si el ataque del oponente se desarrolla por las bandas. Al mismo tiempo, el defensor en el lado opuesto se mueve hacia el centro, bloqueando los espacios clave frente a la portería.
Este estilo de juego cierra eficazmente la zona central, obligando al oponente a atacar por los extremos, donde es más fácil de contener. La presión en una formación 2-2 también permite una rápida transición a una presión colectiva, creando una ventaja numérica en un área específica.
Media presión
Esta táctica es adecuada para equipos con menor resistencia física o que prefieren un enfoque más cauteloso. El principio de la media presión es que los defensores mantienen la distancia y solo se acercan al atacante cuando este se aproxima a la zona central. Esto obliga al oponente a retroceder o a realizar pases arriesgados.
El objetivo principal de la media presión es limitar el espacio en el campo del oponente, evitando que controle cómodamente el balón. Es esencial mantener líneas defensivas compactas y evitar avanzar innecesariamente. El ataque solo debe iniciarse tras una intercepción o un error del oponente. Este enfoque permite al equipo empujar colectivamente al oponente fuera de sus posiciones y forzarlo a jugar en condiciones desfavorables.
Una presión efectiva es la clave para un juego exitoso. Elige la táctica según las capacidades de tu equipo y las fortalezas del oponente.
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